30 de septiembre de 2016

Antonio disfrutando de una tarde apacible.


 Decimonovena foto:


¡¡¡Que bonito lugar para disfrutar de la lectura; 
Gracias Antonio por el envío de la foto!!!







  No importa el lugar ni la hora elegida para leer; La historia entre tus manos te transportará  a otros lugares con horarios dispares...



29 de septiembre de 2016

Yulia en la Playa del Chaparral (Mijas).



Decimoctava foto:


¡¡¡Yulia, te agradezco la foto que me envías para incluirla en el Blog; graciassss!!!








   La playa El Chaparral  situada en Mijas, Málaga (Costa del Sol), junto a la carretera N-340, es una playa natural,  protegida y de gran valor paisajístico.

   Su extensión es de 4.4.00 metros por 12 metros de ancho. El nivel medio de ocupación es medio-alto. Playa de arena oscura, con granos de arenas medio, con un grado de urbanización, semiurbano. Las condiciones de baños, es moderado; debido al oleaje. Se puede practicar windsurf, vela y submarinismo.






28 de septiembre de 2016

Álvaro, en la parada de autobús del Chaparral (Mijas).



Decimoséptima foto:



¡¡¡Gracias por enviarme esta foto para el Blog,  Álvaro!!!







  «El nacimiento de las paradas de autobuses no ocurre hasta la invención del denominado “ómnibus”, nueva modalidad de transporte que permitía ser de uso colectivo sin necesidad de una previa reserva para abordarlo. Los primeros servicios de autobuses se desarrollaron en Inglaterra, posiblemente por John Greenwood en 1824, quien era guardián de una puerta de peaje de Pendleton a Manchester-Liverpool, quien compró un caballo y un carro con varios asientos y comenzó un servicio de ómnibus entre esos dos lugares. Su idea fue pionera en ofrecer un servicio que recogía o dejaba a sus pasajeros en cualquier parte del recorrido donde se solicitara. Más tarde, añadió servicios diarios a Buxton, Chester y Sheffield. La línea dedató de inmediato una competencia y una densa red de servicios de ómnibus que emergieron rápidamente en la zona, actuando a menudo como alimentadores a los ferrocarriles. En 1865, la compañía de Greenwood y sus competidores fusionaron en el Manchester Carriage Company.

   Hasta ese momento, los recorridos de los ómnibuses tenían dos paradas establecidas que eran su punto de partida y su destino final. Sin embargo, a lo largo del recorrido no existían evidencias físicas de paradas específicas, sino que la parada y el abordaje al vehículo dependían de la solicitud del pasajero. La primera parada de autobús registrada en imágenes fue en Bishops Stortford, y se estima que fue construida por el año 1890 en Inglaterra. Esta vinculaba a Bishops Stortford con la ciudad de Colchester.

   La parada de autobús (o paradero) es un elemento urbano, perteneciente al mobiliario urbano caracterizado por ser un espacio público, multifuncional de uso social y colectivo, de dimensiones acotadas, destinado a acoger a pasajeros en la espera de un transporte público de parada específica a dicha localización. Se sitúa en las calzadas, donde funciona a modo de referencia física visible de la existencia del paso de los autobuses. Esta "estación de transferencia" facilita el encuentro entre pasajeros y vehículos de transporte público de superficie. Su objetivo es proporcionar el acceso al sistema de transporte público, es decir, la facilidad para entrar y salir del sistema.

    La señalética es la forma más simple de parada de autobús e indispensable, ya que ayuda a los pasajeros y los operadores de autobuses a identificar el lugar designado de la parada, además de publicitar los servicios y rutas que le son designados. Este elemento urbano es considerado también como un refugio peatonal de orden básico, que tiene como propósito ofrecer las condiciones mínimas para comodidad, eficiencia y protección contra las inclemencias del tiempo al permanecer en espera».                         






26 de septiembre de 2016

Flor de Hibiscus, la planta de los "mil nombres"...


Decimosexta foto:



¡Precioso colorido! 








 «El Hibiscus es una espléndida planta presente en muchos jardines para alegrarnos con sus flores. Es una planta tropical originaria del sureste de Asia, de flores grandes, con gran variedad de colores. Se dan muy bien en climas calientes y secos donde florecen durante todo el año... Se conocen 150 especies...    http://www.jardinerialimpia.com/cuidado-hibiscus/

Nombres comunes:

En Latinoamérica, en general, es llamado "Carloti", "Cattor", "Catto".
En Argentina se la conoce principamente como "Rosella", "Hibiscus" o vulgarmente con el nombre de "Rosa China". Se cultiva principalmente en la Provincia de Misiones por pequeños productores y se comercializa para la preparación de infusiones.
En Chile se le conoce principamente como "Hibisco" e "Hibiscus". En el extremo norte se le conoce también con el nombre de "Cucarda".
En Colombia se le conoce como "resucitado", "cayena", "fonche" o "San Joaquín".
En Barranquilla se le conoce como "Cayena" y es la flor típica de la ciudad y del Carnaval de Barranquilla.
En Costa Rica y la zona oriental de Cuba se le conoce como "amapola".
En Cuba y Honduras se le conoce como "Mar Pacífico".
En Ecuador se la llama "Peregrina" en todas sus regiones.
En El Salvador se le conoce como "clavel".
En Guatemala se le conoce como "Rosa Jamaica".
En México se le conoce como "Obelisco" o bien como "Tulipán".
En Nicaragua se le conoce como "flor de avispa".
En Panamá se le conoce como "papo".
En Paragua se la conoce como "Cinesia".
En Perú se le conoce como "Cucarda".
En Puerto Rico se le conoce como "pabona" o la "amapola".
En la República Dominicana se le llama "Sangre de Cristo" o "Cayena" a las de color rojo. Conocida como símbolo nacional, en la decoración del pelo del traje típico dominicano. Se hace un jarabe contra la gripe con ella.
En Venezuela se le conoce como "Flor de Cayena" y es la Flor típica de Maracaibo. Le dan propiedades de brillo y vitalidad al cabello negro, preparado que se hace al ser colocada en aguas.         https://es.wikipedia.org/wiki/Hibiscus


En España se le conoce como "La flor del Pacífico".


BENEFICIOS DEL HIBISCO  Esta planta es  un aliado para nuestra salud

   Se la conoce por su fuerte color rojo, y es que se trata de los cálices de una planta llamada hibiscus sabdariffa, que se dejan secar, y éstos son los que se utilizan en infusión. 

  Rica en ácido cítrico y vitamina C, necesarios para fortalecer el sistema inmunológico y aumentar las defensas.
El hibisco no contiene nada de cafeína ni teína, dos sustancias estimulantes que aceleran nuestro ritmo cardiaco.

   En ciertos lugares de Asia, América y África muy cálidos, la manera más antigua de consumir el hibisco es el té, que se obtiene de la infusión de los pétalos secos y se toma en las reuniones sociales.

   La infusión de hibisco tiene un efecto calmante de la zona estomacal, y es un remedio de trastornos relacionados con las mucosas.

-Contiene gran cantidad de vitamina C , siendo un gran remedio contra resfriados, tos, y bajadas repentinas de las defensas.-Realizando una infusión y aplicándolo en las raíces del pelo ,constituye un remedio contra la calvicie.

-Buenísimo para el cuidado de la piel, ya que es muy rico en mucílagos ,unos componentes que la mantienen hidratada y que protegen la protegen de las agresiones externas.

-También es un remedio contra eccemas, granos, quemaduras , verrugas, piel seca y resquebrajada etc.

-Tiene un efecto vaso protector y antiespasmódico.

-El hibisco es un buen tratamiento contra la hipertensión, ya que tiene una gran capacidad de eliminar líquidos.

-También podremos añadir unos trocitos de hojas de hibisco en nuestra la bañera de agua caliente que nos proporcionarían un efecto relajante, mejorando las vías respiratorias, tos seca, y proporcionando un bienestar general de todo nuestro cuerpo, a la vez de ser un perfume natural del baño».

http://cocinacomeycalla.blogspot.com.es/2013/05/flor-de-hibiscus-del-pacifico-o.html



24 de septiembre de 2016

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.



Decimoquinta foto:


             Esta vez,  junto a una preciosa figura de porcelana;  
                                          Don Quijote...









  «El Quijote ha sufrido, como cualquier obra clásica, todo tipo de interpretaciones y críticas. Miguel de Cervantes proporcionó en 1615, por boca de Sancho, el primer informe sobre la impresión de los lectores, entre los que «hay diferentes opiniones: unos dicen: 'loco, pero gracioso'; otros, 'valiente, pero desgraciado'; otros, 'cortés, pero impertinente'» (capítulo II de la segunda parte). Pareceres que ya contienen las dos tendencias interpretativas posteriores: la cómica y la seria. Sin embargo, la novela fue recibida en su tiempo como un libro, en palabras del propio Cervantes, "de entretenimiento", como regocijante libro de burlas o como una divertidísima y fulminante parodia de los libros de caballerías. Intención que, al fin y al cabo, quiso mostrar el autor en su prólogo y en el párrafo final de la segunda parte, si bien no se le ocultaba que había tocado en realidad un tema mucho más profundo que se salía de cualquier proporción.

   Toda Europa leyó Don Quijote como una sátira. Los ingleses, desde 1612 en la traducción de Thomas Shelton. Los franceses, desde 1614 gracias a la versión de César Oudin, aunque en 1608 ya se había traducido el relato El curioso impertinente. Los italianos desde 1622, los alemanes desde 1648 y los holandeses desde 1657, en la primera edición ilustrada. La comicidad de las situaciones prevalecía sobre la sensatez de muchos parlamentos.
La interpretación dominante en el siglo xviii fue la didáctica: el libro era una sátira de diversos defectos de la sociedad y, sobre todo, pretendía corregir el gusto estragado por los libros de caballerías. Junto a estas opiniones, estaban las que veían en la obra un libro cómico de entretenimiento sin mayor trascendencia. La Ilustración se empeñó en realizar las primeras ediciones críticas de la obra, la más sobresaliente de las cuales no fue precisamente obra de españoles, sino de ingleses: la magnífica de John Bowle, que avergonzó a todos los españoles que presumían de cervantistas, los cuales ningunearon como pudieron esta cima de la ecdótica cervantina, por más que se aprovecharon de ella a manos llenas. El idealismo neoclásico hizo a muchos señalar numerosos defectos en la obra, en especial, atentados contra el buen gusto, como hizo Valentín de Foronda; pero también contra la ortodoxia del buen estilo. El neoclásico Diego Clemencín destacó de manera muy especial en esta faceta en el siglo xix.

   Pronto empezaron a llegar las lecturas profundas, graves y esotéricas. Una de las más interesantes y aún poco estudiada es la que afirma, por ejemplo, que el Quijote es una parodia de la Autobiografía escrita por San Ignacio de Loyola, que circulaba manuscrita y que los jesuitas intentaron ocultar. Ese parecido no se le escapó, entre otros, a Miguel de Unamuno, quien no trató, sin embargo, de documentarlo. En 1675, el jesuita francés René Rapin consideró que Don Quijote encerraba una invectiva contra el poderoso duque de Lerma. El acometimiento contra los molinos y las ovejas por parte del protagonista sería, según esta lectura, una crítica a la medida del Duque de rebajar, añadiendo cobre, el valor de la moneda de plata y de oro, que desde entonces se conoció como moneda de molino y de vellón. Por extensión, sería una sátira de la nación española. Esta lectura que hace de Cervantes desde un antipatriota hasta un crítico del idealismo, del empeño militar o del mero entusiasmo, resurgirá a finales del siglo xviii en los juicios de Voltaire, D'Alembert, Horace Walpole y el intrépido lord Byron. Para este último, Don Quijote había asestado con una sonrisa un golpe mortal a la caballería en España. A esas alturas, por suerte, Henry Fielding, el padre de Tom Jones, ya había convertido a don Quijote en un símbolo de la nobleza y en modelo admirable de ironía narrativa y censura de costumbres sociales. La mejor interpretación dieciochesca de Don Quijote la ofrece la narrativa inglesa de aquel siglo, que es, al mismo tiempo, el de la entronización de la obra como ejemplo de neoclasicismo estético, equilibrado y natural. Algo tuvo que ver el valenciano Gregorio Mayans y Siscar que en 1738 escribió, a manera de prólogo a la traducción inglesa de ese año, la primera gran biografía de Cervantes. Las ráfagas iniciales de lo que sería el huracán romántico anunciaron con toda claridad que se acercaba una transformación del gusto que iba a divorciar la realidad vulgar de los ideales y deseos. José Cadalso había escrito en sus Cartas marruecas en 1789 que en Don Quijote «el sentido literal es uno y el verdadero otro muy diferente».

   El Romanticismo alemán trató de descifrar el significado verdadero de la obra. Friedrich von Schlegel asignó a Don Quijote el rango de precursora culminación del arte romántico en su Diálogo sobre la poesía de 1800 (honor compartido con el Hamlet de Shakespeare). Un par de años después, Friedrich W. J. Schelling, en su Filosofía del arte, estableció los términos de la más influyente interpretación moderna, basada en la confrontación entre idealismo y realismo, por la que don Quijote quedaba convertido en un luchador trágico contra la realidad grosera y hostil en defensa de un ideal que sabía irrealizable. A partir de ese momento, los románticos alemanes (Schelling, Jean Paul, Ludwig Tieck...) vieron en la obra la imagen del heroísmo patético. El poeta Heinrich Heine contó en 1837, en el lúcido prólogo a la traducción alemana de ese año, que había leído Don Quijote con afligida seriedad en un rincón del jardín Palatino de Dusseldorf, apartado en la avenida de los Suspiros, conmovido y melancólico. Don Quijote pasó de hacer reír a conmover, de la épica burlesca a la novela más triste. Los filósofos Hegel y Arthur Schopenhauer proyectaron en los personajes cervantinos sus preocupaciones metafísicas.

   El Romanticismo inició la interpretación figurada o simbólica de la novela, y pasó a un segundo plano la lectura satírica. «Que muelan a palos al caballero», ya no le hizo gracia al poeta inglés Samuel Taylor Coleridge. Don Quijote se le antojaba ser «una sustancial alegoría viviente de la razón y el sentido moral», abocado al fracaso por falta de sentido común. Algo parecido opinó en 1815 el ensayista William Hazlitt: «El pathos y la dignidad de los sentimientos se hallan a menudo disfrazados por la jocosidad del tema, y provocan la risa, cuando en realidad deben provocar las lágrimas». Este don Quijote triste se prolonga hasta los albores del siglo xx. El poeta Rubén Darío lo invocó en su Letanía de Nuestro Señor don Quijote con este verso: «Ora por nosotros, señor de los tristes» y lo hace suicidarse en su cuento DQ, compuesto el mismo año, personificando en él la derrota de 1898. No fue difícil que la interpretación romántica acabara por identificar al personaje con su creador. Las desgracias y sinsabores quijotescos se leían como metáforas de la vapuleada vida de Cervantes y en la máscara de don Quijote se pretendía ver los rasgos de su autor, ambos viejos y desencantados. El poeta y dramaturgo francés Alfred de Vigny imaginó a un Cervantes moribundo que declaraba in extremis haber querido pintarse en su Caballero de la Triste Figura.

   Durante el siglo xix, el personaje cervantino se convirtió en un símbolo de la bondad, del sacrificio solidario y del entusiasmo. Representa la figura del emprendedor que abre caminos nuevos. El novelista ruso Iván Turgénev así lo hará en su ensayo Hamlet y don Quijote (1860), en el que confronta a los dos personajes como arquetipos humanos antagónicos: el extravertido y arrojado frente al ensimismado y reflexivo. Este don Quijote encarna toda una moral que, más que altruista, es plenamente cristiana.

   Antes de que W. H. Auden elevara al hidalgo a los altares de la santidad, Dostoyevski ya lo había comparado con Jesucristo, para afirmar que «de todas las figuras de hombres buenos en la literatura cristiana, sin duda, la más perfecta es don Quijote». También el príncipe Mishkin de El idiota está fraguado en el molde cervantino. Gógol, Pushkin y Tolstói vieron en él un héroe de la bondad extrema y un espejo de la maldad del mundo.

   El siglo romántico no solo estableció la interpretación grave de Don Quijote, sino que lo empujó al ámbito de la ideología política. La idea de Herder de que en el arte se manifiesta el espíritu de un pueblo (el Volksgeist) se propagó por toda Europa y se encuentra en autores como Thomas Carlyle e Hippolyte Taine, para quienes Don Quijote reflejaba los rasgos de la nación en que se engendró, para los románticos conservadores, la renuncia al progreso y la defensa de un tiempo y unos valores sublimes aunque caducos, los de la caballería medieval y los de la España imperial de Felipe II. Para los liberales, la lucha contra la intransigencia de esa España sombría y sin futuro. Estas lecturas políticas siguieron vigentes durante decenios, hasta que el régimen surgido de la Guerra Civil en España privilegió la primera, imbuyendo la historia de nacionalismo tradicionalista.

   El siglo xx recuperó la interpretación jocosa como la más ajustada a la de los primeros lectores, pero no dejó de ahondarse en la interpretación simbólica. Crecieron las lecturas esotéricas y disparatadas y muchos creadores formularon su propio acercamiento, desde Kafka y Jorge Luis Borges hasta Milan Kundera. Thomas Mann, por ejemplo, inventó en su Viaje con don Quijote (1934) a un caballero sin ideales, hosco y un tanto siniestro alimentado por su propia celebridad, y Vladimir Nabokov, con lentes anacrónicos, pretendió poner los puntos sobre las íes en un célebre y polémico curso.

   Quizá, el principal problema consista en que el Quijote no es uno, sino dos libros difíciles de reducir a una unidad de sentido. El loco de 1605, con su celada de cartón y sus patochadas, causa más risa que suspiros, pero el sensato anciano de 1615, perplejo ante los engaños que todos urden en su contra, exige al lector trascender el significado de sus palabras y aventuras mucho más allá de la comicidad primaria de palos y chocarrerías. Abundan las interpretaciones panegiristas y filosóficas en el siglo xix. Las interpretaciones esotéricas se iniciaron en dicho siglo con las obras de Nicolás Díaz de Benjumea La estafeta de Urganda (1861), El correo del Alquife (1866) o El mensaje de Merlín (1875). Benjumea encabeza una larga serie de lecturas impresionistas de Don Quijote enteramente desenfocadas; identifica al protagonista con el propio Cervantes haciéndole todo un librepensador republicano. Siguieron a este Benigno Pallol, más conocido como Polinous, Teodomiro Ibáñez, Feliciano Ortego, Adolfo Saldías y Baldomero Villegas. A partir de 1925 las tendencias dominantes de la crítica literaria se agrupan en diversas ramas:

Perspectivismo (Leo Spitzer, Edward Riley, Mia Gerhard).
Crítica existencialista (Américo Castro, Stephen Gilman, Durán, Luis Rosales).
Narratología o socio-antropología (Redondo, Joly, Moner, Cesare Segre).
Estilística y aproximaciones afines (Helmut Hatzfeld, Leo Spitzer, Casalduero, Rosenblat).
Investigación de las fuentes del pensamiento cervantino, sobre todo en su aspecto «disidente» (Marcel Bataillon, Vilanova, Márquez Villanueva, Forcione, Maravall, José Barros Campos).
Los contradictores de Américo Castro desde puntos de vista diversos, al impulso modernizante que manifiesta El pensamiento de Cervantes de Castro (Erich Auerbach, Alexander A. Parker, Otis H. Green, Martín de Riquer, Russell, Close).
Tradiciones críticas antiguas renovadas: la investigación de la actitud de Cervantes ante la tradición caballeresca (Murillo, Williamson, Daniel Eisenberg); el estudio de los «errores» del Quijote (Stagg, Flores) o de su lengua (Amado Alonso, Rosenblat); la biografía de Cervantes (McKendrick, Jean Canavaggio)».





21 de septiembre de 2016

El origen de los zapatos altos



Decimocuarta foto:




¡¡¡ Junto a los zapatos de mi amiga !!!








   «Buscando algún dato sobre los zapatos altos , encontré esta reseña bastante curiosa y valiosa...


«Se dice que la altura de los zapatos ayudaba a diferenciar los estratos sociales de cada personaje en el escenario.

   Los zapatos de tacón alto son un tipo de calzado usados casi que exclusivamente por las mujeres. Sin embargo, la historia de los tacones nos indica que no siempre fue así. En realidad, estos fueron usados por hombres en diferentes periodos históricos. Adicionalmente, mientras que hoy en día usamos los tacones por razones estéticas, en el pasado se usaron debido a su practicidad.

   Aunque no queda claro de dónde salieron los primeros tacones, parece ser que fueron usados por actores de la Grecia antigua. Los "kothorni" era un tipo de calzado que se usó alrededor del siglo II antes de Cristo. Los tacones de estos eran hechos con suelas de corcho de madera y medían entre 3 a 4 pulgadas (8 y 10 centímetros).

   Se dice que la altura de los zapatos ayudaba a diferenciar los estratos sociales de cada personaje en el escenario. En otras palabras, los tacones no se usaban por estética ni por lo prácticos, sino para un cierto grupo profesional, como los actores en este caso.

   Los tacones volvieron aparecer durante la Edad Media en Europa. Durante este tiempo, tanto los hombres como las mujeres usaban un tipo de calzado conocido como "estampados." Las calles de las ciudades en Europa medieval eran lodosas y sucias, mientras que la calzada de la época era delicada y cara. Por eso, para evitar dañarlos, los hombres y las mujeres usaban los estampados, que eran sandalias que elevaban los pies sobre la tierra.

   Mientras que los estampados se usaban porque eran prácticos, otro calzado europeo se usó por ser práctico y simbólico. El chapín era un tipo de calzado usado por las mujeres de la sociedad veneciana durante los siglos XV y XVII.  Se decía que entre más alto los chapines más alto el estrato de quien los lucia, algunos chapines llegaron hasta 20 pulgadas de altura (50 centímetros).

   Y como se puede imaginar, no eran para nada prácticos y fáciles de caminar en ellos. Esto implicaba que las mujeres necesitaban de sirvientes para que les ayudaran a mantener el equilibrio. Tal vez la exhibición de riqueza y estrato no solo se demostraba por la altura de los chapines, sino también por el hecho de que se necesitaban sirvientes para asistir a estas mujeres adineradas.

   Aunque los estampados y los chapines elevaban los pies del piso, eran más parecidos a las plataformas que a los tacones. Para hallar un calzado que se parezca a los tacones modernos, tendríamos que dejar las calles de Europa medieval y viajar hacia el este: a Persia.

   No se sabe exactamente cuándo se empezaron a usar los tacones en Persia pero un tazón de cerámica sugiere que se usaban desde el siglo IX. Los tacones fueron usados por los jinetes pérsicos ya que eran muy efectivos a la hora de mantener los pies dentro del estribo.

   Al final del siglo XVI y al principio del siguiente, muchos diplomáticos fueron mandados por el Sha de Persia, Abbas I, a Europa para conseguir alianzas en contra de un enemigo común, los otomanos turcos. Se dice que después de su encuentro con los persas, los europeos tomaron los tacones como símbolo masculino, por su uso práctico y como símbolo de estatus.

   Para el siglo XVII, las mujeres también estaban usando tacones, ya que había una tendencia por adoptar la moda masculina en las mujeres. Que esto se podría interpretar más como una forma de alcanzar la igualdad y lograr poder que una simple tendencia de moda, eso ya es otro asunto. De todos modos, la obsesión por los tacones terminaría para el siglo XVIII.

   El periodo de la Ilustración no solamente trajo cambios en la manera de pensar del hombre, sino en cómo se vestía. Por ejemplo, un hombre "racional" se reflejaba en su atuendo adusto. En otras palabras, los tacones, el maquillaje y los atuendos extravagantes se veían irracionales y por ende se abandonaban.

   Curiosamente, las mujeres también dejaron de usar tacones, ya que eran indudablemente un tipo de calzado poco práctico. Pero esto no duró por mucho tiempo y la tendencia regresó durante la mitad del siglo XIX. De los primeros grupos de personas que usaron la invención fueron fotógrafos de pornografía. Las modelos usaban solamente tacones modernos (para ese entonces). Esto podría ser el comienzo de la asociación entre los tacones y la sexualidad femenina. Y como dicen, el resto es historia».

   Republicado con permiso. Lee el original en Ancient Origins.


19 de septiembre de 2016

Marca páginas




Decimotercera foto


Marca páginas Mies



   Para marcar temporalmente el punto de lectura interrumpida y retomarla rápidamente, es  imprescindible un marca páginas, no importa el modelo o lo  que usemos a tal fin… Mies  cuenta con  su señalador de lectura personalizado…



18 de septiembre de 2016

De compras; Liz Claiborne


 Duodécima foto:


¡¡De compras!!





   Yo solía comprar ropa de esta marca en el Corte Inglés de Mijas (Málaga), ahora no existe...

   He buscado información sobre ella y he encontrado en la Biografía de Liz Claiborne que "sale de El Corte Inglés"...

chttp://es.fashionnetwork.com/news/La-firma-Jones-New-York-llega-a-Espana-de-la-mano-de-El-Corte-Ingles-tras-el-ERE-de-Liz-Claiborne,154249.html#.V97sWM_tlBc

  «El sector de la distribución textil no pasa por sus mejores momentos como consecuencia del actual escenario económico, ya que, además del planteamiento de  ese ERE por parte de Liz Claiborne y otras firmas, participadas todas ellas por el capital riesgo, han presentado concurso de acreedores».



17 de septiembre de 2016

Los anuncios de tu vida (1900-1960)


Décima foto y Undécima: 


Anuncios en chapas metálicas 






    Hace algún tiempo el diario "La Opinión de Málaga", puso al alcance de los lectores en una edición exclusiva y limitada, una colección de chapas metálicas decorativas, unas pequeñas joyas gráficas de anuncios que fueron pioneros en la construcción de la sociedad de consumo que hoy conocemos; unos carteles que nos han acompañado a lo largo de muchas vidas, mensajes que han formado parte de nuestro entorno mas cercano...





16 de septiembre de 2016